sábado, 22 de mayo de 2010

eco que resuena...siempre


Es como escuchar un silbido a lo lejos e ignorarlo,
como un eco que resuena una y otra vez, como si estuvieras en la cueva mas hueca del mundo.
La cueva es enorme, y muy oscura, está húmeda, y te acurrucas en el rincón más "cómodo" que encuentras.
Te vas amoldando a ese pequeño rinconcito que has encontrado, tus huesos comienzan a deformarse hasta que quedas completamente amoldado a tu agujerito en la roca... Este proceso es largo y sumamente doloroso, día tras día notas como cada resquicio de tu cuerpo se retuerce y va cogiendo forma, notas como la humedad te va calando por dentro, pero terminas acostumbrándote a vivir así.
Un día te despiertas como siempre en tu agujerito y empiezas a notar que la roca y tu cuerpo empiezan a unirse, que parte de tu piel empieza a estar granulada y áspera, pronto tu cuerpo perderá toda su forma, y casi te alegras... para luego llorar, pasarás a ser parte de la cueva en sí, te volverás oscuro y humedo, solitario.
Así es tu día a día, conformándote al ver que la sensación no cesa, te has acurrucado tanto que te has limitado a mirar, a dejar pasar los días, ahora estás empezando a comprender que el resto de los días van a ser así, oscuros y húmedos, estás empezando a comprender que el eco que resonaba ahora es tu propia voz, estás empezando a comprender que el silbido va a conseguir que te estallen los oídos... vas a resignarte a ello, y nadie sabe ponerle remedio, ni siquiera ellos, los grandes profesionales. Divina ironía...