martes, 21 de diciembre de 2010

extrañamente


Vivían sobrevolando los tejados de la ciudad, aunque nunca estuvieron muy seguros de por qué lo hacían.
Tenían serios problemas con la realidad de sus vidas, dormían demasiadas horas, y no hacían más que confundir pensamientos ( de vez en cuando también sentimientos).
A él le gustaba jugar con su pelo, mientras ella siempre se hacía la indiferente, luego él le tocaba la cara, la tenia muy suave, casi como una niña.
Otras veces ella era quien le tentaba, pasaba sus manos por su espalda sintiéndose llena cada vez que notaba como su piel se ponía de gallina bajo la influencia de la suya.
Eran muy educados el uno con el otro, como si nunca se hubieran visto desnudos ni se hubieran tocado, mentían.
No se que sentían, puede que en realidad nada, solo ganas.
No eran personas corrientes, tampoco querían serlo, no buscaban lo mismo que el resto.
Sólo se buscaban (y se encontraban).