miércoles, 7 de marzo de 2012

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La historia nunca fue muy distinta, una continua búsqueda dentro de si, sin resultados muy prolíficos.
Flecha a la derecha y barra arriba y abajo, comparando, quizá envidiando, y casi siempre desesperando.
Nunca parece suficiente, y no me refiero al resto, todo es íntimo, poco sonado.
Se nota, más bien lo noto. Los ojos sencillos no lo han visto, ni lo verán, no hasta que hablen con mis pestañas, discretas.
No saber, apetecer y despistarme, desear(te), demostrarlo, intentarlo.
Cansancio, agotamiento, redescubrimiento y el abismo, de noche, de cuando en cuando.
Las vueltas que da la cabeza, las vueltas que doy en la cama, envueltas.
Ya no existe el hilo, pero se cose, y se descose, el mismo, pero distinto.
Como el hilo, tal cual.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Ocurrió todo tan fuerte; pero todo fue nada al fin y al cabo. Cuéntame lo que me pasa, que yo, aunque chille, no lo sé. Estamos consternados, rabiosos. Qué puedo decir. Me equivoqué tanteando en el abismo de la noche. Quiero creer que llamo a la puerta con mi peor y mi mejor historia. Cuántas heridas, cuántas invasiones, cuántos grilletes, cuánta melancolía, cuantas cicatrices, cuántas lecciones, cuántas medallas, cuánto orgullo. En cualquier momento puede sucedernos lo que todo nos mude. Tiembla ya todo el suelo de mi psiquismo. Todo barco distante visto ahora es un el barco del pasado visto de cerca; y cuánto me recuerda aquí a aquella vida. Tanta gente en el mundo, tanto destino diferente, tantas caras curiosas. Qué aplomo tan natural. Empiezo a leer pero me aburre lo que aún no he leido. Deseo leer la página anterior. Las palabras episódicas cambiadas con el viajero episódico en el episódico viaje, en la angustia sensacionalista de todos los días vividos. Puede ser que a otro mundo pueda llevarme lo que soñamos, pero... ¿podré llevarme lo que dejamos de soñar? Lo entierro en mi corazón para siempre, para todo el tiempo, para todas las eternidades... una tras otra.