jueves, 25 de diciembre de 2008


Ella sólo buscaba que la enredadera de sus manos
recorriera su espalda suavemente,
como si de lo más preciado se tratase.
Y esque en realidad, lo era.

1 comentario:

Nacho Vidal dijo...

Hacía ya que no pasaba por aquí.
Me alegra ver que sigue igual de bien que siempre. :)