
A su alrededor había mucho hielo, empezaba a sentir como los deditos de sus pies se iban poniendo azules y los dejaba de notar. Nunca tuvo miedo del frío, pero termino dándose cuenta de que necesitaba el calor. Pasaron muchos días, los pasó con mucha gente, y en muchos lugares, pero siempre cuando llegaba el momento de irse a la cama, el mismo escalofrío recorría su espalda...
Odiaba la sensación de que al entrar en casa de tan frías que tenía las manos las sintiera por el contrario arder, pero su vida estaba llena de contradicciones, aunque algunas no tan evidentes. Algunas tardes, mientras remueve el café deja ver en sus ojos quien es, y en cada bocanada de humo te cuenta un secreto, incluso algunos que ni ella sabe...
7 comentarios:
miau
qe mala eres no me tienes ni en amigoss:((
Si los cafés hablaran....
(le dejo por aquí unos calcetines de dedos a rayas, para que no tenga frío)
unmimito
el hielo a veces quema.
un beso !
qué bueno eso de "deja ver en sus ojos quién es".
a mi mencanta el frío
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