La niña tenia un cactus, un cactus que pinchaba mucho. Pero tenía un color tan brillante.... que no podía resistirse y lo tocaba, y se pinchaba, y sangraba, y lloraba. Con el tiempo aprendio a no tocar, a resistirse, a no sangrar, y sobre todo, a no llorar.
4 comentarios:
La niña tendría que haberse comprado un girasol, que son brillantes y no pinchan.
miauenvespa
¿y que fue del cactus?
al acactus que le den por el ojete!
hay millones de girasoles, margaritas...........:)
buen símil compi de pisop.
Yo no sé si podría resistirme a sus pinchazos, aunque me hicieran llorar..
Publicar un comentario